
En primer lugar, nadie es más apt@ que tú para saber qué necesita tu niño. Aquí van unos consejos para un estímulo correcto y pleno, pero confía en tus capacidades: cada niño tiene una personalidad única desde el primer momento y los padres son quienes mejor la saben reconocer. Este proceso de conocimiento y reconocimiento mutuo no es algo racional sino más bien de conexión emocional a través del contacto, de la mirada, de un sentir íntimo que conecta dos cerebros de forma subconsciente.
En esta etapa (0-1 año) los estímulos sensoriales acompañados de la relación con el cuidador, son todo lo que tu peque necesita. Esos estímulos son:
- Visuales, olfatorios: tu presencia es, para tu bebé, lo más precioso que hay en el mundo. Inicialmente van desarrollando la vista a través de ese estímulo tan potente para ellos que es la cara de los padres y tienen un olfato muy pronunciado por lo que te reconocen, entre otras cosas, a través del olor de tu piel.
- Auditivos: ya desde la segunda mitad del embarazo los niños agradecen este tipo de estímulo. El estímulo auditivo más beneficioso es, cómo no, la voz de los padres. Cántale aunque no entienda las palabras, disfrutará el tono, el ritmo y las notas e, incluso si no tienes grandes dotes de canto, para él tu voz resultará encantadora. La música y el canto son un lenguaje universal que constituye, para el niño pequeño, un estímulo insustituible para favorecer la integración neurosensorial que tan importante es para un correcto desarrollo.
- Táctiles, vestibulares, propioceptivos: en pocas palabras, la posición y el movimiento en el espacio, el equilibrio y el contacto físico con el entorno, empezando por el contacto corporal con el adulto y a través del descubrimiento y la experimentación de diferentes posturas y movimientos. Los ratos que lo tengas en tus brazos, usa tu voz y el movimiento para jugar con él. Muévelo balanceándole con movimientos rotatorios en una danza suave.
- Ya desde el primer mes, puede disfrutar de estar en el suelo usando una colchoneta u otra superficie blanda. Ponlo varios ratitos al día boca abajo, es una de las posturas más importantes para su desarrollo. Es mejor más ratos cortos al día a que un rato largo se le haga desagradable. Los primeros 2-3 meses, si ves que boca abajo aún no puede girar la cabeza de lado, no lo pongas mientras esté dormido o mientras no estéis vigilando. Para que le resulte más agradable tanto esta postura como otras, puedes acompañarla de otro estímulo: tu cuerpo, tu voz, un juguete dejado a su alcance para que además lo vaya mirando o agarrando…
- Si el niño ya se desplaza, ofrécele varios metros de superficie – dentro de las posibilidades de la casa -, adopta unas normas de seguridad de sentido común (proteger superficies que puedan hacerle daño poniendo por ejemplo alguna barrera física con cojines…) y luego deja que disfrute de su pequeña aventura en ese espacio seguro: dejar que te sorprenda, y que se sorprenda él mismo, es la manera de facilitar que exprese su potencial, y es importante para que en futuro sea autónomo y seguro de sí.
- El momento de la comida es para todos, pero especialmente para los niños, mucho más que un acto necesario a sobrevivir. Es un momento de exploración a través de otro sentido importante, el gusto, a la vez que un momento especial de la relación: el niño de cualquier edad está especialmente receptivo a la calidad del cuidado de ese acto. Procura que sea lo más relajante posible y que lo disfrutéis entre los dos, dedícate a él, aparta las distracciones. Si ya has introducido la alimentación complementaria (los sólidos, que se suelen empezar a los 6 meses, a veces un poco antes) conviene estructurar este momento: que el niño tampoco tenga distracciones y aprenda que es un tiempo dedicado exclusivamente a comer.
- Si le estás dando pecho, en cada toma empieza por el pecho con el que habías terminado la toma anterior. Esto no solo ayudará a que los dos pechos se estimulen por igual, sino que le proporciona al bebé una alternancia entre un lado y otro. Si le das biberón, puedes hacerlo igual: dárselo una vez con la mano derecha y el niño recostado sobre el lado derecho, y una vez con la izquierda y el niño recostado sobre el lado izquierdo.
6-12 meses:
- Que el niño se desplace o no de forma autónoma, no tengas prisa para que camine: es importante que primero lo animes a desplazarse en el plano horizontal (reptación o gateo). Para ello, vale remarcar una vez más lo importante que es que se acostumbre al suelo y a estar boca abajo desde el primer momento. Sin embargo puede que, aun así, el niño se salte la fase de gateo. No te preocupes, este dato de por sí no es indicativo de que tenga ninguna patología. Otros niños desarrollan un gateo atípico como son el “culear” o empujarse con una sola pierna: vale lo mismo que antes.
- En esta etapa ya empiezan a diferenciar una persona de otra y a reconocer claramente caras familiares más allá de los padres: en las videollamadas pueden participar, sentir el contacto de otros seres queridos es un buen estímulo.